sábado, 10 de octubre de 2009

Tercer Día: El Mar de los Siete Colores

Comenzamos el día con un buen desayuno caribeño, para llenarnos de energía ya que el calor y la humedad aún hacen mella en nosotros. Leche, Cereales y Fruta, una buena opción.


Ayer nos dábamos cuenta que aún la ropa más ligera que trajimos no nos ayudaba mucho a lidiar con el clima local. Por lo que durante la mañana fuimos de compras. El objetivo: encontrar ropa holgada y de preferencia blanca para poder salir a pasear. Al fin encontramos un local donde un amable sirio nos vendió a muy buen brecio, un pantalón de lino y una guayabera blanca, muy cómoda y fresca. Marlene compró un pantalón de tela semitransparente (tela de cebolla) también muy cómodo y fresco. En otro local encontramos un poco más de ropa blanca, camisas, vestidos y faldas. No nos gastamos más de $200.000 pesos colombianos, y eso es muy barato para la calidad de la ropa y la comodidad y frescura que brinda. Con esto nos camuflamos perfectamente con los locales, bueno, no tan perfectamente debido al color de nuestra piel de australes.


Luego de una caminata de compras, volvimos al hotel para almorzar. Nos encontramos con la sorpresa que el almuerzo tipo buffet, contaba con la festiva música de un grupo criollo local, muy distintivo de las zonas caribeñas, mucho reggae y ritmos tropicales. Lo destacable y que no habíamos visto nunca, fue un instrumento que tocaba los tonos bajos, como un bajo, y que consistía en un madero atado con una cuerda sobre una tina puesta boca abajo que servía de caja de resonancia, de manera que el percusionista tensaba o aflojaba la cuerda utilizando el madero para dar las diferentes notas. Muy agradable, también porque la comida era comida típica cargada a lo agridulce a las frutas y preparaciones locales.


Luego de un descanso post-almuerzo, nos preparamos para disfrutar de un día en la playa. Llegar a la playa, gracias a Dios, es bajar del hotel, caminar dos cuadras y comenzar a disfrutar del mar de los siete colores. A pesar de que el clima había amanecido, según los lugareños, frío, nos percatamos que los 26° o 28° nos servía perfectamente para tomar un relajante baño en el océano atlántico. Entrar en estas aguas, es parecido a entrar a un baño de tina con agua tibia. El color turquesa del agua y el blanco de las arenas ya hacía una diferencia con nuestras playas en Chile, sin contar la temperatura del mar Caribe.


La sensación de relajo y tranquilidad que brinda esta parte de nuestro planeta hizo que no quisiéramos salirnos y quedarnos para siempre en esta playa.


Conocimos a un san-andresano, Urbano, quien con su característica insistente como todos aquellos que trabajan del turismo, nos ofreció una piña colada. No envasada, sino que preparada en ese mismo instante. Un trago frío y refrescante con piña y coco de verdad, con un precio de $10.000 colombianos.
Volvemos al hotel para comer y descansar… mañana nos espera San Andrés Isla y sus atributos…


Para “Los Memes en Colombia”, desde San Andrés Isla, los acalorados Marlene y Mauricio… Adelante Estudios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario